miércoles, 16 de abril de 2014

Carta a los 24.



Io voglio ricordarti, la tua vita ce l´hai tu,
 se vuoi un consiglio solo festeggiare,
 lo sai ci sono io comitiva é laggiù (…)
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Sólo quiero recordarte que tu vida la controlas tú
si quieres un consejo sólo celebra, 
sabes que estoy ahí
la comitiva está allá (…)

Erle Oye , La prime estate



Espero realmente nunca ser llevada por la corriente, por ninguna corriente; porque soy parte de todas. No recuerdo cuándo fue que empecé a descubrirme al tanteo, con los ojos cerrados, no tengo noción del momento en que dejé de pensar en el camino correcto, ése para el que te educan sin querer por esta sociedad tan aferrada a un modelo de vida único e irrefutable que sirve de base para separar el bien del mal.
A mí me dejaron a la suerte en el camino de la moral, nadie me dijo qué era lo que estaba mal, nadie se sentó conmigo a platicarme de las cosas que no veía en mi panorama, quizá por que mi madre y mi abuela tampoco las conocían, tal vez por eso no me dijeron que allá afuera no todo era malo, ni que todo modelo del “deber ser” era el máximo nivel de vida.
De pronto me topé con pared, siempre tuve una sed impresionante por vivir experiencias diferentes. A los catorce años obtuve mi primer empleo con la que entonces era mi mejor amiga, algo relativamente sencillo, consistía en "laborar" sábados y domingos ocho horas de pie en la entrada de un auto lavado con un uniforme de porrista, era literal, la carne fresca para llamar a los clientes; ah, pero eso sí, la comida era cortesía de la casa, una prestación respetable.
Era terrible, hombres que nos duplicaban la edad iban a buscarnos a la hora del cierre para llevarnos por un café o cualquier tipo de actividad que consistiera en la compañía. Recuerdo que pasábamos varios minutos escondidas en la cocina esperando a que se fueran para poder irnos a casa; no lo soporté, el cansancio era tremendo pero el acoso era algo intolerable, lo abandoné a las dos semanas.  Desde ese momento, mi experiencia fue por varios caminos. Fui demostradora en centros comerciales, salté y canté como loca en mi primer Vive Latino, trabajé como barista en varias cadenas cafeteras, hice crepas, lavé ropa, entré a la universidad, contesté teléfonos, me enamoré de la gramática, coordiné eventos, leí a susurros los cuentos de Elena Garro; hice reportes de activaciones, aprendí de teoría literaria, de sintaxis funcional, de fonética, morfología, enseñanza del español; descifraba los escritos de empleados que a penas habían acabado la secundaria y que no tenían ni idea de lo que era una narración, por eso, prefería platicar con ellos, siempre en el mode profesional; me contaban de las personas en las bodegas que tenían relaciones sexuales entre cajas durante su jornada de 24 por 24; de cómo se robaban el producto de plantas jugueras y  pollerías a nivel industrial para revender el motín por unas monedas extra, otras veces se llevaban el producto a casa. Una vez, un empleado me contó que un montacargas había muerto en la bodega de una gran abarrotera a causa de un camión de carga, la empresa trasnacional ocultó el suceso e indemnizaron a la familia del trabajador por una cantidad que seguro los sacaría de apuros al menos por tres semanas más.
         Al final, esos escritos iban a parar a manos de altos mandos en corporativos que siguen devorando nuestra realidad.  También lloré, grité por mí y por mi gente, marché a lado de personas que amo pidiendo desesperadamente que situaciones como las que yo había vivido, fueran el motivo de una lucha común, soporté situaciones nefastas como despidos injustificados, acoso sexual y sueldos de risa, pero pocas veces le temí a la incertidumbre, sólo decidía, lo intentaba y poco después, huía pensando que podía hacer mucho más y por ende, merecer lo mismo. Respiré hondo, me compré zapatos, vestidos, perfumes y cosas que había deseado por años. Sonreí muchas veces y reí a carcajadas otras tantas, abracé con un hueco en el pecho, uno hondo y profundo a las personas que estaban conmigo en ese momento. Aprendí a bailar a mis quince años en reuniones con las personas que eran mi círculo social en ése entonces, con ellos fui a mi primer bar, un lugar llamado “Manzana y canela” cerca de la que era entonces mi casa, libramos la revisión del cadenero con la identificación de una de mis amigas; en la universidad intentamos irnos sin pagar la cuenta de un bar cerca del campus, fue ahí, en esa etapa, en la que conocí cómo era estar conmigo mucho tiempo a solas, compraba un capuccino, fumaba un cigarrillo, dormía en el pasto de una a dos horas y leía, después llegaba al aula, anotaba, participaba y al salir me dirigía al siguiente salón, a veces pasaba a buscar a mis amigos a un cubículo del que no tengo idea de cómo llegamos ahí, también atendíamos un puestito afuera de ese lugar en el que uno de mis amigos vendía dulces que compraba en la merced, vendimos flan e incluso después, los involucrados y responsables del lugar (que se fue formando como biblioteca independiente por la demanda de material en la Central o la Samuel Ramos) concedieron el espacio de vendimia a un señor que se dedica a hacer productos de amaranto. Pronto la vida comenzó a desesperarme, todo comenzó a romperse, desaparecí. 
      No sé si esa sea toda la historia pero hoy, a mis 24 años de vida conocí un sin fin de días ordinarios diferentes a los míos; escuché alrededor de medio millón de minutos de canciones, también he visto millones de presentaciones estándar de personas sin saber qué hay dentro y sin ningún interés de conocerlo. Hice 150 amigos de los cuales conservo el 3%, he fumado un sin fin de cigarros en fiestas, en mi cama, en la calle, en los parques, en medio de una plática con el mejor compañero de mi vida, el café; también, le he agradecido a Dios (que estoy segura, es muy distinto a lo que la sociedad piensa que es) porque, a mis 24 años jamás pensé en ser una mujer dedicada al hogar o ejercer un oficio sin escarbar un poquito más de lo que soy o no capaz de lograr. Aprendí que a la gente se le quiere y se le respeta de primera instancia, que juzgar es malo pero que a su vez, se tiene todo el derecho de discernir con su manera de pensar y de hacer su vida, que no se puede cambiar a nadie pero que, o decides sobrellevarlo o te alejas, que las ganas se sienten aquí dentro, en cada latido y en cada respiración,que la ambición no es mala si uno no se olvida de lo que te mueve, de lo que te hace despertar inconscientemente todos los días, que lo que uno aprenda se enseña a los demás por solidaridad, que se puede discutir sin gritar y que se puede sentir con los ojos cerrados y las emociones a flor de piel.
       Aprendí que las cosas pendientes te siguen a todos lados pero que no hay que hacer de eso un calvario, que así como se respeta la vida de los demás, se debe respetar el tiempo de uno mismo; que los amigos y la gente que amas son individuos desde el momento en que nacen, que tienen una vida pero que te llevan cerquita del alma, en el pensamiento, todos los días y en horarios inesperados, por eso la importancia de no regalar vida por amor, sino por consciencia del ser.  También aprendí que cada quien obtiene lo que se merece aun cuando el contexto siga arrancándonos de lo que es nuestro y de lo que debemos tener, todo es una cuestión de actitud y las personas que no la tienen, se quedan esperando que el tiempo pase sin mover un sólo dedo u ofendiendo a la gente que sigue luchando y creyendo en los principios básicos del humanismo. Que la familia es un pilar y lo que aprendes de ellos se te impregna toda la vida, pero que repetir modelos por compromiso o porque es lo que te enseñaron sirve para dos cosas: para nada y para la mediocridad, esto último es lo que menos quiero en mi vida.
          Así fue como, de la última vez que escribí a este momento, sigo sintiendo y observando cada movimiento a mi alrededor, quieta y constante, sin considerar las palabras ajenas que siguen creyendo que su camino es el único y que, para llegar a la meta sólo sólo existe una manera. Por eso, cuando me miro al espejo no sólo me veo a mí, mis expectativas, el trabajo que debo realizar y mis sueños, sino que veo cada pilar detrás mío, con sus diseños retorcidos, rectos, unos minimalistas, otros victorinos, pero todos únicos e irrepetibles se dedican a destrozar mis expectativas y ha enseñarme un poquito más de la vida. 

¡De pie para siempre!

martes, 16 de julio de 2013

No, no me gusta la ropa. Dadu Shine.

Esta semana, mientras me recuperaba de mi nueva adquisición viral a causa del Rhinnovirus (nombre médico del microbio del resfriado), me tomé unos minutos para darme un patita de perro por la web, así, entre mi sueño a causa del medicamento y mis ganas de curarme, me encontré ante ilustraciones bastante interesantes. Lo sé, no sé mucho de artes visuales, pero esto que les mostraré realmente llamó mi atención gráfica.
Se trata de un ilustrador que oculta todo dato personal sobre su vida e inspiración; aspecto que se nota a simple vista puesto que en su página oficial, no hay absolutamente ningún link, sección o redirección hacía un típico "acerca de mí" que esta vez y por única ocasión, parecía ser necesario por el interés visual que despierta el artista.
Pues bien, resulta que el nombre Dadu Shin, se refiere a un "él" y no a una "ella", al parecer es originario de Estados Unidos pero por el nombre no nos sorprendería que sus antepasados no fueran de ahí; este ilustrador sin autobiografía utiliza técnicas como el collage, tinta sobre hoja de papel a cuadros, acuarela, lápiz y demás técnicas que claramente no son de mi dominio, empero, me doy la oportunidad de decir: "¡Vaya! qué maravilla" pues en general su obra da diferentes saltos en cuanto a tonalidades de mensaje, en ocasiones lo sientes más serio, otras más relajado y otras, con espíritu infantil que hace de cada obra una experiencia sensorial distinta a todas las anteriores. Su propia clasificación da tintes de la percepción, ya que divide sus ilustraciones en "personales" y "otros"
Por ejemplo, este gif de una de sus ilustraciones:

o esta ilustración sobre negro denominada Demon

pero a decir verdad, hay algo que, para mi, fue un flechazo al corazón, estoy hablando de I don´t like clothes, dentro de sus ilustraciones personales,  irónico a decir verdad, porque, para no ser amante de la moda, tiene muy buen gusto al ilustrar o ¡qué me dicen del modelito?

La ilustración lleva por nombre Queen, un atuendo vistoso, formal y elegante; ahora, que si el punto es estar a la moda ¿por qué no el siguiente?
Un vestuario ideal para resaltar los colores del verano; también, dentro de dicha colección, muestra las ventajas de no encontrar un par de zapatos completos por las mañanas: 
O lo hermoso de la simetría:

Yo no sé ustedes, pero yo sí me pongo alguno de estos modelitos para salir todos los días. 

jueves, 13 de junio de 2013

Lo nuevo de Gandhi y tus ganas de leer.

Hace poco, mientras intentaba comprender cómo comunicar una marca en publicidad, surgió como ejemplo una librería muy in para lectores adictos de hueso colorado y otros aficionados de temporada: Gandhi.
Y es que ¿ a quién no le encanta la publicidad impresa que lanza? tan sencilla sobre color amarillo con  frases muy ingeniosas. Lo cierto es que mucha de su publicidad está enfocada a un target ( un grupo o sector de la población que se establecen como posibles clientes) en específico, personas que no dicen "chido", "dijistes" , "vistes", "gacho",entre otros, por lo que Gandhi se convirtió en la
librería que te da status con una bolsa amarilla y evita que uses "güey" como muletilla. 




¿No habías pensado en eso? ni yo, pero es cierto que después de la pauta que me dieron como ejemplo, mi mente divagó acerca de dicha librería; aunque debo admitir que en un principio esta entrada estaba pensada como una muestra del ingenio de cierta agencia publicitaria que lleva la cuenta de Gandhi. Pero al final todo se modificó cuando pude notar que, ciertos mensajes impresos resultaban ofensivos y excluyentes de ciertas personas que, en primera, no tienen el poder adquisitivo necesario para comprar un libro (mucho menos nuevo), estigmatiza modos de uso del lenguaje, los muestra como negativos, bajos y sin estatus; pareciera como si la cultura y la literatura estuvieran negadas para el resto de las personas que además de no leer, no tienen un uso "correcto" del lenguaje, es decir, Gandhi no invita a la lectua, sino que hace la diferencia de manera  tajante.
No niego que la idea es innovadora y  graciosa, pero considero que muchas de las cosas expuestas en esta entrada resultan interesantes, digo, tampoco deseo manifestarme en contra de la empresa, sólo tuve una revelación casi divina que quise compartir (ya que nadie me la compartió nunca) y de paso descubrí que la publicidad buena es igual de subjetiva que la belleza, siempe, pero siempre, hay un contra.

Sin embargo, les dejo oto medio de comunicación utlizado por la librería: spots publicitarios, realizados por   la monumental Ogilvy México, que les  comparto ¿por qué creen? ¡por el ingenio! además el tono irreverente se dispersa un poco. 
Aquí una probadita:

LIBRERÍAS GANDHI / ENTERRADO

LIBRERÍAS GANDHI / EJECUTADO

LIBRERÍAS GANDHI / BOSQUE

¿Te gustó? ¿Piensas diferente? ¡Coméntale y comparte!
xoxo´s Jan.

lunes, 3 de junio de 2013

Breve (muy breve) recorrido por el mundo.


El supuesto viaje expositivo lleva por nombre Feria de las Culturas Amigas, nombre lo suficientemente seductor para asistir con mucha expectativa.
Pese a que lleva 4 años activándose en la ciudad de México es mi primer año ahí, y aunque fue un tiempo agradable, aquí algunos puntos negativos de la dichosa Feria:

1. No se puede ni pasar: efectivamente, el mexicano nunca ha sido muy ordenado que digamos, a eso súmale que los visitantes eran cientos y que además, muchos llevaban a sus niños en cochecitos o pensaron que era buena idea pasear a sus mascotas. Si tú fuiste de esos visitantes, déjame decirte que tu decisión no fue nada acertada, al contrario, resultó muy molesto para el resto de los transeúntes.

2. Los productos de muchos de los stands no eran tan asombrosas, es decir, llego un punto en el que sentí que estaba en un mercado de chácharas chinas en el centro.

3. Las colas para la comida eran infinitas y los precios no bajaban de $50 pesos (a excepción de las bebidas, donde podías tomar aproximadamente un cuarto de crema de coco por $20 pesos, por ejemplo)

4. Definitivamente (y por años anteriores) se sabe que la asistencia de las personas a ese tipo de eventos siempre es masiva, por lo que yo recomendaría otro lugar público donde las personas no tengan que pisar las plantas, tropezar, caerse o circular por la avenida; creo que el paso sería más libre y menos complicado.

5. Me tocó hablar con uno de los promotores del stand de República Dominicana y la verdad no fue nada amable, no lo culpo, dudo que sea ameno atender a tanta gente con tantas preguntas, pero, en serio, el hombre arruinó la posible venta que pudo concretar con una sonrisa; mal, mal ahí.

Ahora, estos puntos negativos, al menos en mi experiencia, se contrarrestaron cuando llegué al stand de Arabia Saudita, Pakistán, Marruecos y Palestina, donde me limité a ver los mehndi ( tatuajes de henna). Cabe mencionar que me hubiese gustado más una actividad interactiva que informara a las chicas acerca del significado de dichosos tatuajes como  los lugares del cuerpo en donde van colocados, pues me encontré con muchas chicas pidiendo que se los realizaran en la espalda o cadera.

En fin, les dejo un par de fotos de mi mehndi adorado en su plena elaboración:

Foto


Foto
y aquí ya terminado:
Foto

 ¿Por qué no te das una vuelta y me cuentas tu experiencia?
Xoxo´s Jan.

viernes, 31 de mayo de 2013

Palabrerías de la calle.

Siempre (en serio, siempre) que me traslado a algún lugar y me ha cachado la mala suerte de no tener al alcance mis audífonos, opto por escuchar las conversaciones de las personas que comparten conmigo el transporte público. En general esa afición mía no es con dolo alguno (al menos la mayoría de las veces, jeje) sino más bien por sed de imaginar cada palabra, cada modo, cada tono y frase suelta tiene un contexto maravilloso de uso y aplicación.
Pues resulta que no soy la única que se fija en ese tipo de nimiedades, navegando por la red (de esos días en que no existe ningún pendiente en la oficina) encontré un fanpage de origen Argentino en la que distintos colaboradores (nativos de dicho país y mexicanos) comparten frases sueltas que escuchan mientras andan por ahí, cada frase contiene información del emisor como edad y sexo, además del lugar donde la mencionó y la hora aproximada. 
He aquí algunas de mis favoritas:


El ser humano es más creativo con la lengua de lo que piensa, el humor no sólo se limita a situaciones amenas, sino también a situaciones sentimentales complicadas donde siempre podemos utilizar el ingenio para no hundirnos en la desgracia.


Otras más profundas de lo que aparentan:


Yo no sé ustedes pero no puedo dejar de ver estas tarjetitas, las sensaciones que despiertan son muy distintas entre sí, y es que ¿cómo es que en todo el mundo existan sentires y pensares tan similares pero con tanto matiz de expresión? ¿qué acaso no te sorprende?
Si quieres ver más visita,comparte y da like en: https://www.facebook.com/LaGenteAndaDiciendo
xoxo´s Jan.